Acción
Poética nació en México y se ha multiplicado en los países de
habla hispana
**Dos amigos se
emocionaron al ver las fotos de murales con frases líricas en
Facebook. Coincidieron que Guayana debía engalanar sus paredes con
más cultura y menos política. Desde enero salen por las noches y
escriben mensajes de amor para todos.
Lilihana Lara Arévalo
llara@primicia.com.ve
Fotos: Lesly Martínez
@leslyadelayla
Los tres saltitos hacia
atrás se acompañan del sonido de las hojas secas y el pavimento. El
muchacho admira la obra por instantes, captando los detalles que debe
mejorar. Con la misma ansiedad regresa al punto inicial: un paredón
blanco que emana aroma a pintura fresca, a creatividad, a un suspiro
enamorado y a un libro por descubrir.
Otro joven lo acompaña.
Apenas bajaron del carro, buscaron en el celular la foto de la frase
que ahora reproducen juntos. A ojo midieron el espacio, abrieron la
lata de pintura e iniciaron la avalancha de trazos que culminan con
la firma: ACCIÓN POÉTICA PZO-VEN.
Desde principios de año,
este par de chicos camina por un puente construido en una cuerda
flojísima. De caer, pueden ser recibidos por los brazos y la ovación
de los fanáticos, o por los colmillos afilados de quienes detestan
lo que hacen.
A ellos poco les importa
las opiniones adversas. Su idea es hacer una ciudad diferente, una
con más lectores, con más cultura, con más consciencia, con
mejores ciudadanos.
El movimiento
Cada mañana de domingo
Armando Alanís Pulido tiene una cita con sus mejores amigas: poesía
y rebeldía. Desde las siete de la mañana camina las calles de
Monterrey, México, cargado con un balde de pintura, pinceles y los
sentidos bien despiertos, ubicando lugares idóneos para dejar volar
la imaginación con frases sencillas; cada letra llena de optimismo
romántico.
La aventura inició en
1996. Aunque Armando se recibió como licenciado en administración,
decidió lanzarse a los brazos de la lírica; a los de una musa
palpitante que ha inspirado más de una decena de libros. Pronto
entendió que si bien el papel perdura en el tiempo, el mensaje no se
difundía lo suficiente. Pensó que no hay mejor forma de llegar a
toda una ciudad que con palabras en un paredón. Así pasó de
escribir para las masas, las de verdad, las que caminaban por las
calles y se detenían deleitados con sus frases.
Fue un trabajo de ensayo
y error. Originalmente regalaba líneas de autoría propia demasiado
largas y confusas, pero cambió después a algo más preciso y
conciso: no más de ocho palabras por mensaje e incluyó autores
consagrados.
Los muchachos de Acción
Poética Puerto Ordaz han leído la historia miles de veces. La
narran con algunos baches en la memoria mientras recorren las calles
de la ciudad y recuerdan los paredones perfectos para dejar su marca.
El trabajo es el mismo.
De camino a la universidad, al trabajo, a un encuentro casual, a una
salida familiar, los chicos están pendientes de los paredones
blancos que puedan llenar de una literatura romántica.
Las reglas
El
movimiento de Alanís se fue difundiendo. Como nunca ocultó lo que
hacía, sus alumnos empezaron
a emularlo. De a poco las calles de
Monterey se cubrieron de poesía que pronto germinó en el resto del
país y el mundo. Los grupos de Acción Poética se fueron
multiplicando y las fotos de los paredones con ellos. La red social
Facebook fue fundamental para los muchachos guayaneses que, cada
quien por su lado, veían emocionado la iniciativa.
Un
día surgió la conversación entre ambos. Lo pensaron un poco y
decidieron formar parte del movimiento. Se comunicaron con quienes
manejaban el perfil oficial de Acción Poética y recibieron las
instrucciones.
Se
escribe en paredones blancos con pintura negra y letra de molde. Los
mensajes deben ser cortos, ajenos a la religión, la política y el
racismo. También les dieron una frase para empezar: Sin poesía no
hay ciudad.
Fue
en enero que se lanzaron en la oscuridad hasta un paredón cercano al
Colegio Loyola Gumilla. Rompieron una regla y usaron una lata de
spray, que era lo que se acomodaba a su bolsillo. En cuestión
de minutos llenos de adrenalina, terminaron con el primer graffiti.
Esa noche pintaron tres: el señalado por los chicos del perfil de
Facebook, “Mi táctica es quedarme en tu recuerdo” y “Fue un
amor conocerte, placer de mi vida”. De esa noche, el último aún
está intacto, para suerte de ambos porque es uno de sus favoritos y
el más recordado por sus seguidores.
-Al
principio fue difícil. No hay que pararle a nada. Hay que darle y
ya. Pasan los carros y la gente pita cuando te ve y eso, pero nadie
se va a parar.
Las
luces de la policía las únicas que les preocupan. Suelen llevar
dinero extra por si deben “colaborar con los frescos”.
-Esta
es la primera vez que los vamos a hacer con pintura. Con spray
queda muy chimbo. Ya ahorita no cargamos tanto dinero para la
policía. No nos sobró.
Amor al arte, de
verdad
Ocho
paredones es su marca. Esa noche graffitearon
hasta que exprimieron las latas de pintura y las dejaron llenas de
aire. Publicaron su trabajo en ACCIÓN POÉTICA PZO, la cuenta de
Facebook que abrieron para difundir su trabajo. La bandeja de
mensajes se llenó enseguida.
Descubrieron
que no eran los únicos entusiastas por el movimiento, pero sí los
únicos aguerridos.
-Desde
que lo hacemos, todo el mundo nos ha dicho que quieren participar.
Escribimos en el “estado” que vamos a rayar y nos dan uno que
otro “me gusta”, pero nadie se anima. Cuando subimos las fotos,
le dan mil “me gusta”.
Se
valen de amigos, de la ayuda de algún pana que ofrezca el carro sin
miedo. Cuando ocurre, dan vueltas por toda la ciudad con algunos
lugares ya ubicados, pero los ojos bien abiertos por si surge otro.
-Sería
beneficioso que se uniera gente por la cuestión del dinero para
comprar la pintura. Es muy difícil conseguir quien nos lleve. Ni él
ni yo tenemos carro.
A sus amigos les extraña
un punto en particular: que tomen tales riesgos sin provecho
aparente. No ganan dinero, ni fama. Tampoco hay una novia a quien
dedicarles los mensajes. Todo es por amor al arte, literalmente.
-¿No han surgido chicas
que queden enamoradas con su trabajo?- les pregunto.
-No y ya sé para dónde
vas. No nos hemos cogido a nadie por esto.
Calidad cultural
-La poesía es un acto
muy íntimo. Es una capacidad de sincerar muchas cosas en la vida.
Los años no pasan en
vano para el poeta guayanés Francisco Arévalo. El cansancio no han
tocado sus letras, ni su corazón, pero sí su vista, por lo que no
está al tanto del trabajo de Acción Poética. Al saber de ellos,
discurre entre lo que realmente es poesía y vale la pena ser
publicado.
-El problema es la forma
y el fondo (...) La poesía es arte y arte es rebelarse. Por eso
cuando escuchas a Mozart y Beethoven, que todavía levantan suspiros,
es porque rompen con la cotidianidad. Cuando una persona canta y
rompe con el ruido de la calle, es porque llega a la exaltación.
Tiene que ser con calidad.
Los muchachos de Acción
Poética tienen esto en cuenta. Aunque bien podrían escribir
mensajes de su autoría, prefieren duplicar frases de libros famosos
en un intento de difundir la cultura.
-Contéstale que sí es
de Gabriel García Márquez de El Amor en Los Tiempos de Cólera. Lo
escribimos una vez. Hay mucha gente que nada más que lee la broma y
lo identifica. Hay otros que no y lo que buscamos es eso, que leas
algo, lo googlees, te guste y te intereses por el libro.
Con cada mensaje intentan
que la gente deje de lado el teléfono y la televisión para tomar un
libro y aventurarse a un mundo diferente que los dejará con buen
sabor de boca.
-Tú sabes que en todos
los libros hay una frase contundente, que el autor hace un análisis.
Esas son las que buscamos.
Alba Scotto, socióloga y
profesora de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), duda que
el mensaje tenga tanto efecto como el que los muchachos quisieran.
Explica que los graffitis se
emplean como una manera de tomar los espacios urbanos con algo
diferente y llamar la atención.
-Pero tanto como para
meterse en Internet a buscar, no lo estimo, pero sí sirven para
hacer una reflexión. Son una manera de distracción cuando vas en
una cola, cuando va un peatón. El impacto no es tan trascendente,
pero la frase se graba y se puede conectar con un video.
Francisco Arévalo
comparte la idea desde una visión distinta. Si bien considera que la
poesía estimula, consagra el amor y ayuda a vivir, cree que quien es
socorrido es el autor y nadie más.
-Con poesía tú no
logras transformar la sociedad. Tú puedes recrear a un lector de un
momento determinado y eso contribuye con niveles de civilidad.
Igualmente piensa que
cualquier intento para difundir la cultura es bienvenido.
-Estamos en tiempos
difíciles donde el arte puede lograr estados de felicidad
transitorio. Lo importante es que plasmen en esas paredes buena
poesía.
No gusta a todos
Mientras los chicos
pintan, el conductor de un vehículo se detiene a mirar. Está lejos,
vidrios oscuros arriba, sin ganas de moverse. Ellos continúan
rayando la pared con habilidad. No les importa que se trate de algún
detractor de su trabajo, molesto por lo que consideran un acto
vandálico.
-Rayar espacios públicos
sin permiso, así sea poesía, será siempre vandalismo. Ojalá fuese
penado con cárcel.
Vittorio Di Bonaventura
es uno de ellos. Cada vez que escucha de los movimientos de Acción
Poética, frunce el ceño y alza la voz para que su opinión quede
plasmada. Para quienes piensan como él, los muchachos tienen una
respuesta inmediata.
-Yo no los escucho
diciendo diciendo algo cuando escriben “El Cotu lo mama rico”;
“Te amo patita por siempre”; “Punkesita te adoro”; mensajes
de política y de sindicatos. Es cuestión de cultura.
Quien me acompaña en el
recorrido y hace las fotografías, encara a los chicos:
-A mí lo que no me
parece es que rayen el paredón de alguien. Que agarren una pared
blanca y la ensucien.
-Si reunimos un poquito
más, compramos pintura blanca y la rayamos, como debería ser.
Cuando son casas y broma, lugares privados no rayamos. Eso lo
respetamos.
El conductor baja la
ventanilla y empieza a hacer fotografías. Preocupada me acerco a
ella para conversar sobre su intención. Resulta ser una chica muy
joven y arreglada.
-¡Yo los sigo y me
encanta lo que hacen!
Los chicos admiran su
obra ya terminada. Se alejan un poco y con las luces del auto divisan
bien la frase: Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi
tiempo. Pertenece a El Amenazado de Jorge Luis Borges. Concluyen
que sí, el mural queda mejor con pintura que con spray.
-Ella es su fan – les
comento y señalo a la muchacha.
El par se acerca
emocionado y conversa unos segundos con la chica. Meten la pintura y
los pinceles en el auto que usan esa noche y se despiden. Más
paredones los esperan. Más cultura debe ser difundida.
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Reproduzco el texto de mis trabajo publicado en las páginas centrales de Diario Primicia hoy. Allí no me dejaron dar el nombre de los "vándalos". Se trata de Mario Díaz y su primo, Rafael (cuyo apellido se me escapa). Un abrazo a ambos y mil gracias por dejarme entrar en su mundo de pintura. ¡Sigan llenándonos de literatura!