Historia
de Vida Félix Daniel María vende sus artesanías en el Centro
de San Félix
“Los
sueños son lo último que se pierde”
***Félix
nació con la habilidad de transformar el cuero en hermosas obras de
arte. Las vende a buen precio mientras espera un futuro mejor.
Lilihana
Lara Arévalo
Fotos: Miguel Frontado
El
trío de hombres está sentado al lado de la entrada de Cosméticos
Génesis, en el centro de San Félix. A su lado hay una gran mesa,
cubierta con una tela blanca y sobre ella, cientos de artesanías.
Es
un zoológico de prendas: tobilleras, zarcillos, pulseras, collares y
otros elementos distintos, cuyos colores llaman la atención desde la
distancia; cada uno único y diferente.
Félix
Daniel trabaja sin parar. En sus manos tiene un forro para Biblia
bastante adelantado, que le tomará una hora más terminar. Es
silencioso. Cada vez que alza la cabeza esboza una media sonrisa,
incómodo al hablar ante la cámara.
-Pregúntale
lo que quieras saber que él te dice.
Gaspar,
su hermano, es quien me da la entrada al grupo cerradísimo. Una vez
dentro, Félix desglosa su historia a cuenta gotas.
Me
llamo Félix, tengo 30 años. Yo no trabajo aquí, mi puesto es el de
abajo. Hoy me robaron la mercancía.
Me
encontré con eso. La señora del depósito se descuidó y se lo
llevaron. Estamos sacando cuenta porque la señora se hace responsa-
ble de lo que se perdió. Para eso se le paga.
Yo
estoy allá hace 14, 15 años. Siempre compartimos ideas. Viajando
siempre aprendemos.
Soy
de San Félix, de Pinto Salinas. Él es mi hermano. Somos ocho
hermanos. Soy el mayor.
Autodidacta
influenciado
Clama
haber aprendido solo, viendo y repitiendo, cual niño chiquito. Lo
cierto es que su madre, sin proponérselo, fue su mayor influencia.
Y
fue sin proponérselo, porque no estaba de acuerdo con el estilo de
vida; el estar siempre en las calles. Una madre siempre quiere un
título en la pared. Piensan que así auguran estabilidad.
Félix
lamenta no seguir los consejos, pero lo de él es hacer arte con sus
manos. Otra cosa no lo habría dejado satisfecho.
Mi
hermana también teje. Yo hago artesanía de cuero y semillas. Nací
con esto. Desde pequeño me interesó hacer cosas. Hacía la cosa esa
que se hace con la semilla de mango: el furruco. Hacía eso, trompo,
voladores. Hacía muchascosas. Yo tengo la habilidad de aprender nada
más de ver la cosa. Mi madre murió hace cuatro
años.
Se llamaba Maudalena de Gaspar.
Era
ama de casa, pero también trabajaba en el centro de San Félix, en
el Mercado de La Esperanza. También era artesana, fabricaba flores y
esas cosas.
-Mi
mamá siempre lo corrió para que no hiciera nada de eso-, interrumpe
su hermano.
Lo
que pasa es que mis hermanos son profesionales. Ella siempre nos
aconsejó que estudiáramos, que fuéramos a la universidad, pero yo
me enamoré fue de mi trabajo. Mi mamá nos educó así,
independientes.
Cuando
llega un cliente y te dice: oye, te quedó bonito, te felicito. Eso
es lo más. Es lo mejor.
Creatividad
a millón
En
la calle se aprende la técnica, pero que las neuronas se conecten
con las musas del edén y confluyan en una erección de ideas, es una
cualidad de la que gozan pocas personas.
Félix
es llamado “La Araña de San Félix” justamente por eso. Cada
artesano tiene un estilo propio, pero él los combina todos. Es
buscado por cientos de clientes potenciales, quienes confían en su
creatividad y la calidad de su trabajo.
Al
principio no lo tomé como un trabajo. Empecé a evolucionar.
Me
empecé a involucrar más con artesanos viejos que había aquí antes
y empecé a tomarlo como un trabajo, una profesión, o cómo se
dice... un oficio.
Aquí
ya tengo catorce, quince años. En Guayana venden el cuero. Las
semillas las traen de afuera.
He
vendido en la Filven (Feria
Internacional del Libro de Venezuela),
en ferias del Venetur. Estuve en Brasil hace ocho años.
Fui
normal, donde se ponían los artesanos, me ponía yo. Allí aprendí
mucho. Me paré un día y dije: me voy.
-Ellos
son así. Hay una feria y se van. Son aventureros-, vuelve
a intervenir su hermano.
Estuve
tres meses. Me fue bien. Aprendí mucho. La gente es excelente.
Agarré
un autobús hasta Santa Elena y de allí agarré un carrito, después
otro a Boa Vista.
He
salido nada más a Brasil, del resto conozco casi todo mi país
trabajando, mostrando y vendiendo lo que hago.
Destrezas
Con
habilidad, Félix pasa un delgadito hilo de cuero por varias
perforaciones del forro de Biblia. Se ha hecho muy famoso con ese
trabajo y en los últimos días lo han buscado mucho para que haga
similares.
Bajo
él, hay varios trozos de cuero en bruto. Parece un pedazo de papel
pintado de marrón y resulta increíble pensar que con varias
técnicas se convertirá en las hermosas piezas que ofrece el
artesano.
Félix
las saca para explicar su oficio. Poco a poco muestra los implementos
que utiliza para lograr los tan vendidos resultados finales.
Me
gusta hacer tejidos en macramé, en cuero. Trabajo con lo que tengo a
la mano.
Nosotros
compramos la piel así. Para darle estos detalles -pequeños
dibujos en el borde- se
moja el cuero con una esponja para que cubra mejor. Por acá lo
marcan para hacer rayas, para guiarte.
Este
es un troquel. Es hecho por mí mismo. Es un pedazo de lima y aquí
está la forma -en la orilla-. Se coloca cuando está húmedo y lo
golpeas.
Este
forro lo hago en 250 bolívares; barato para el trabajo que lleva.
Las perforaciones son hechas una por una con el “sacaboca”. Tiene
varios espesores, dependiendo lo que vayas a hacer, lo rompe.
Un
soñador
Padre
de dos niños, tiene poco contacto con ellos, pero quisiera verlos
más.
Su
visión de futuro también contempla una vida fuera de las calles,
con logros más tangibles y grandes, pero aún como artesano.
Por
ahora y mientras se hace el milagro, sigue bajo el sol guayanés, con
la música a full volumen de los autobuses de San Félix, respirando
el asfalto de las calles y el olor a comida rápida.
Tengo
dos niños. Ahorita, la verdad que me separé de la mamá, pero
cuando estaba con ella sí. Gracias a Dios no le faltaba nada. Nos
separamos por problemas personales.
Casi
no tengo contacto con mis hijos. Quisiera tener más con- tacto.
Todo
lo que hago me enorgullece. Cosas extrañas que he hecho: guantes de
pelea para un gallo. Un señor me los pidió.
Proyecto
tenemos todos, ¿me entiende? Quisiera una máquina de coser cuero
para fabricar sandalias, para hacer algo más grande.
Aquí
buscan de todo. Pipas... si vienen y las piden, las hago, pero lo que
más se vende son tobilleras, pulseras. Todo tiene su día.
Quiero
salir un poco de la calles. Tener un taller más completo. Me
dedicaría nada más a ir a ferias grandes.
A
veces los recursos no se consiguen tan fácil, pero bueno, los sueños
son lo último que se pierde y yo soy un soñador. Algún día lo
lograré.
La
muerte
La
madre de Félix siempre estuvo a su lado, hasta hace cuatro años. La
perdió en un accidente de tránsito.
Mi
abuelo murió y ella se mudó a San Francisco porque mi abuela no
quiso venirse. Viajaba todo el tiempo, hasta dos veces por semana.
En
uno de esos viajes chocó y murió. Siempre venía a chequearnos, a
decirnos que nos portáramos bien, que dejáramos la tomadera. Cosas
de madres, tú sabes.
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Texto publicado en Diario Primicia
04/08/2013 - Página 14
"Ciudad"
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