martes, 19 de marzo de 2013

Malo, muy malo

"A sus 30 años, Gala parece haber triunfado en la vida: es una glamurosa y bien pagada relaciones públicas que sabe pasárselo en grande. Pero cuando pierde el móvil, su agitada vida social se ve trastocada y parece que el suelo se le hunde bajo los pies, así que decide refugiarse en su grupo de amigas. Sin embargo, Cloe, Aya e Ingrid también tienen sus propios problemas... Malas, malísimas es un soplo de aire fresco en la literatura femenina, una mirada crítica y honesta a conflictos de la madurez, como el sexo, la maternidad, la edad y el futuro"




Así va el prólogo de Malas, malísimas, la "ópera prima" de la periodista Zulima Martínez. El libro llegó a mis manos por mero masoquismo: estaba en una librería con poco crédito en la tarjeta, pero con las ganas de aligerar mis pensamientos con alguna obra. Por alguna razón esta llegó a mis manos y aunque el resumen me pareció patético, el sello de "best seller" en la portada me dijo que valdría la pena darle una oportunidad. Craso error. (Primera lección: siempre hazle caso a tus corazonadas).

Fueron casi 200 páginas las que leí en una noche. No hubiera querido dedicarle más tiempo a un escrito con interlineado de 0,5 centímetros, ese mismo que usé cuando era estudiante y me quedaba sin ideas, pero tenía que escribir un mínimo de hojas sobre un trabajo. Eso ya me indicaba que la novela no tenía mucho que decir.

Tampoco me equivoqué. Malas, malísimas es un Sex and the city, sin el sexo, sin el chiste, sin el gancho, sin el sabor. Y lo comparo con la serie estadounidense por una sola razón: son cuatro amigas que pisaron los 30, viendo a los lados, esperando que llegue una señal divina que les diga qué hacer con sus vidas amorosas (porque la profesional pinta bastante bien).

Nunca entendí (y me pareció pesado y fastidioso para el texto) que la autora se hiciera de adjetivos para referirse a los personajes. Tenemos entonces que Gala trabaja como relacionista pública y cada vez que habla de ella, la menciona como eso: "entonces la relaciones públicas pensó"... Así con el resto de los personajes, cosa que me recordó a mis temporadas de lectora de fanfictions, donde abunda eso de "el ojiverde" y demás tonterías.

Tomamos cuatro historias (cinco, en realidad), las mostramos, pero no pasa nada relevante. Sabemos de dónde vienen las chicas, pero no hacia dónde van. El final es inconcluso, con un terrible sabor de boca y las ganas de que te devuelvan el dinero del libro (¡bravo, Lyla!).

Zona de spoilers

Gala, que es la protagonista, tiene la historia menos importante. Una mujer que finge tener alta autoestima, pero que en el fondo se desmenuza ante la posibilidad de una historia de amor. Aya, esa amiga que no le importa nada, que lleva una vida demasiado tranquila y tiene sexo sin consecuencias, sin pensar mucho (o nada) en lo que vendrá. 
Ingrid tampoco se valora, metida en una relación (para ella, no para su pareja) que realmente no le aporta nada y Cloe... la que tiene la casita, el maridito y el perro, pero que es infeliz porque oculta sus ganas de experimentar con chicas. Finalmente, no lo hace (por lo que le doy la medalla como la más inteligente del grupo).

Fin del spoiler

Pero como dije en mi dedicatoria (tengo la idea de regalarlo): siempre es bueno leer, hasta lo que es malo. Quizás a ti te guste. A mí me pareció un desperdicio y espero que alguien le diga a la autora que continúe en su mundo de filología, periodismo de cultura, traducciones y críticas literarias. Eso, o que por lo menos madure sus personajes. Los lectores lo agradecerán profundamente.

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