domingo, 4 de agosto de 2013

“Los sueños son lo último que se pierde”


Historia de Vida Félix Daniel María vende sus artesanías en el Centro de San Félix

Los sueños son lo último que se pierde”

***Félix nació con la habilidad de transformar el cuero en hermosas obras de arte. Las vende a buen precio mientras espera un futuro mejor.


Lilihana Lara Arévalo
Fotos: Miguel Frontado

El trío de hombres está sentado al lado de la entrada de Cosméticos Génesis, en el centro de San Félix. A su lado hay una gran mesa, cubierta con una tela blanca y sobre ella, cientos de artesanías.
Es un zoológico de prendas: tobilleras, zarcillos, pulseras, collares y otros elementos distintos, cuyos colores llaman la atención desde la distancia; cada uno único y diferente.
Félix Daniel trabaja sin parar. En sus manos tiene un forro para Biblia bastante adelantado, que le tomará una hora más terminar. Es silencioso. Cada vez que alza la cabeza esboza una media sonrisa, incómodo al hablar ante la cámara.
-Pregúntale lo que quieras saber que él te dice.
Gaspar, su hermano, es quien me da la entrada al grupo cerradísimo. Una vez dentro, Félix desglosa su historia a cuenta gotas.
Me llamo Félix, tengo 30 años. Yo no trabajo aquí, mi puesto es el de abajo. Hoy me robaron la mercancía.
Me encontré con eso. La señora del depósito se descuidó y se lo llevaron. Estamos sacando cuenta porque la señora se hace responsa- ble de lo que se perdió. Para eso se le paga.
Yo estoy allá hace 14, 15 años. Siempre compartimos ideas. Viajando siempre aprendemos.
Soy de San Félix, de Pinto Salinas. Él es mi hermano. Somos ocho hermanos. Soy el mayor.
Autodidacta influenciado
Clama haber aprendido solo, viendo y repitiendo, cual niño chiquito. Lo cierto es que su madre, sin proponérselo, fue su mayor influencia.
Y fue sin proponérselo, porque no estaba de acuerdo con el estilo de vida; el estar siempre en las calles. Una madre siempre quiere un título en la pared. Piensan que así auguran estabilidad.
Félix lamenta no seguir los consejos, pero lo de él es hacer arte con sus manos. Otra cosa no lo habría dejado satisfecho.
Mi hermana también teje. Yo hago artesanía de cuero y semillas. Nací con esto. Desde pequeño me interesó hacer cosas. Hacía la cosa esa que se hace con la semilla de mango: el furruco. Hacía eso, trompo, voladores. Hacía muchascosas. Yo tengo la habilidad de aprender nada más de ver la cosa. Mi madre murió hace cuatro
años. Se llamaba Maudalena de Gaspar.
Era ama de casa, pero también trabajaba en el centro de San Félix, en el Mercado de La Esperanza. También era artesana, fabricaba flores y esas cosas.
-Mi mamá siempre lo corrió para que no hiciera nada de eso-, interrumpe su hermano.
Lo que pasa es que mis hermanos son profesionales. Ella siempre nos aconsejó que estudiáramos, que fuéramos a la universidad, pero yo me enamoré fue de mi trabajo. Mi mamá nos educó así, independientes.
Cuando llega un cliente y te dice: oye, te quedó bonito, te felicito. Eso es lo más. Es lo mejor.
Creatividad a millón
En la calle se aprende la técnica, pero que las neuronas se conecten con las musas del edén y confluyan en una erección de ideas, es una cualidad de la que gozan pocas personas.
Félix es llamado “La Araña de San Félix” justamente por eso. Cada artesano tiene un estilo propio, pero él los combina todos. Es buscado por cientos de clientes potenciales, quienes confían en su creatividad y la calidad de su trabajo.
Al principio no lo tomé como un trabajo. Empecé a evolucionar.
Me empecé a involucrar más con artesanos viejos que había aquí antes y empecé a tomarlo como un trabajo, una profesión, o cómo se dice... un oficio.
Aquí ya tengo catorce, quince años. En Guayana venden el cuero. Las semillas las traen de afuera.
He vendido en la Filven (Feria Internacional del Libro de Venezuela), en ferias del Venetur. Estuve en Brasil hace ocho años.
Fui normal, donde se ponían los artesanos, me ponía yo. Allí aprendí mucho. Me paré un día y dije: me voy.
-Ellos son así. Hay una feria y se van. Son aventureros-, vuelve a intervenir su hermano.
Estuve tres meses. Me fue bien. Aprendí mucho. La gente es excelente.
Agarré un autobús hasta Santa Elena y de allí agarré un carrito, después otro a Boa Vista.
He salido nada más a Brasil, del resto conozco casi todo mi país trabajando, mostrando y vendiendo lo que hago.
Destrezas
Con habilidad, Félix pasa un delgadito hilo de cuero por varias perforaciones del forro de Biblia. Se ha hecho muy famoso con ese trabajo y en los últimos días lo han buscado mucho para que haga similares.
Bajo él, hay varios trozos de cuero en bruto. Parece un pedazo de papel pintado de marrón y resulta increíble pensar que con varias técnicas se convertirá en las hermosas piezas que ofrece el artesano.
Félix las saca para explicar su oficio. Poco a poco muestra los implementos que utiliza para lograr los tan vendidos resultados finales.
Me gusta hacer tejidos en macramé, en cuero. Trabajo con lo que tengo a la mano.
Nosotros compramos la piel así. Para darle estos detalles -pequeños dibujos en el borde- se moja el cuero con una esponja para que cubra mejor. Por acá lo marcan para hacer rayas, para guiarte.
Este es un troquel. Es hecho por mí mismo. Es un pedazo de lima y aquí está la forma -en la orilla-. Se coloca cuando está húmedo y lo golpeas.
Este forro lo hago en 250 bolívares; barato para el trabajo que lleva. Las perforaciones son hechas una por una con el “sacaboca”. Tiene varios espesores, dependiendo lo que vayas a hacer, lo rompe.
Un soñador
Padre de dos niños, tiene poco contacto con ellos, pero quisiera verlos más.
Su visión de futuro también contempla una vida fuera de las calles, con logros más tangibles y grandes, pero aún como artesano.
Por ahora y mientras se hace el milagro, sigue bajo el sol guayanés, con la música a full volumen de los autobuses de San Félix, respirando el asfalto de las calles y el olor a comida rápida.
Tengo dos niños. Ahorita, la verdad que me separé de la mamá, pero cuando estaba con ella sí. Gracias a Dios no le faltaba nada. Nos separamos por problemas personales.
Casi no tengo contacto con mis hijos. Quisiera tener más con- tacto.
Todo lo que hago me enorgullece. Cosas extrañas que he hecho: guantes de pelea para un gallo. Un señor me los pidió.
Proyecto tenemos todos, ¿me entiende? Quisiera una máquina de coser cuero para fabricar sandalias, para hacer algo más grande.
Aquí buscan de todo. Pipas... si vienen y las piden, las hago, pero lo que más se vende son tobilleras, pulseras. Todo tiene su día.
Quiero salir un poco de la calles. Tener un taller más completo. Me dedicaría nada más a ir a ferias grandes.
A veces los recursos no se consiguen tan fácil, pero bueno, los sueños son lo último que se pierde y yo soy un soñador. Algún día lo lograré.
La muerte
La madre de Félix siempre estuvo a su lado, hasta hace cuatro años. La perdió en un accidente de tránsito.
Mi abuelo murió y ella se mudó a San Francisco porque mi abuela no quiso venirse. Viajaba todo el tiempo, hasta dos veces por semana.
En uno de esos viajes chocó y murió. Siempre venía a chequearnos, a decirnos que nos portáramos bien, que dejáramos la tomadera. Cosas de madres, tú sabes.

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Texto publicado en Diario Primicia
04/08/2013 - Página 14
"Ciudad"


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