martes, 4 de febrero de 2014

Dime cómo te llamas y te diré quién eres (I)

Identificación Anteriormente, los niños eran llamados usando el santoral católico

Dime cómo te llamas y te diré quién eres (I)

***Atrás quedaron los Ambrosios y Anacletos. Estamos en la época de Matías, Sofía, Santiago y Valentina. Descubra el porqué de la popularidad de estos nombres.

Lilihana Lara Arévalo

Cuando mi prometido me impuso cómo se llamaría nuestro hijo no nacido, le dije que el nombre de la niña correría por mi cuenta.
“Sofía” fue el que elegí, sin una motivación más sólida que un simple “suena bonito”.
No pasó mucho tiempo para que me retractara... menos de tres horas, la verdad. Iba de camino a casa y en el taxi que tomamos, relucía "Sofía" por todas partes. Supe así que era el nombre de la nieta del conductor. El mismo de muchas otras.
​​Porque en Latinoamérica, desde hace unos años este apelativo está de moda. Lo demuestra la última lista elaborada por la webBaby Center en español en la que se tomaron los nombres de los bebés nacidos entre enero y noviembre de 2012, cuyos padres ingresaron a la página.
En orden descendiente: Sofía, Isabella, Valentina, Camila, Valeria, Luciana, Ximena, Mariana, María José y Victoria son los nombres más comunes.
En los niños, la cosa no es diferente. Los próximos años las aulas de clases se llenarán de Santiagos, Matíases, Sebastiánes, Mateos, Nicoláses, Alejandros, Samueles, Diegos, Danieles y Benjamínes.
¿Se imagina usted a una maestra pasando lista y repitiendo el mismo nombre hasta cinco veces? Pues ya está ocurriendo.
-Yo llevo el carro lleno de Valentinas y Valerias-, dice una transportista escolar. 
Toca preguntarse, ¿qué hay detrás de este fenómeno de nombres calcados? ¿Cómo esos apelativos se volvieron los más famosos de la primera década del siglo XX? y ¿por qué quedaron atrás costumbres como el uso santoral?

El olvidado santoral
-Yo nací el día de San Nolasco. Casi no nací porque era cabezón y venía parado. Cuando lloré, alguien gritó: ¡Santísima Trinidad! Me pusieron: Trino Nolasco Guarisma.
El cronista de Ciudad Guayana cuenta su propia historia para introducirse en la de cómo el santoral, el calendario católico de los santos, era utilizado para distinguir a los venezolanos.
-Acuérdate del poderío de la Iglesia católica. No se movía una hoja sin que ellos lo dijeran - advierte.
Colocar estos nombres es parte de una costumbre antiquísima con la que los feligreses buscaban proteger a los recién nacidos, comenta Monseñor Mariano Parra Sandoval “Te daban un patrono, bien sea por devoción a él o por la fecha en la que naciste”.
No existían vacunas. Enfermedades como la fiebre amarilla y la tuberculosis eran muy comunes y el apego a la doctrina católica era mucho mayor.
En aquellos tiempos nacieron cientos de Isidros, Ambrosios, Anacletos y Basilios; nombres que ahora están “mal vistos” en la sociedad.
Haydeé Reyita se llama una de mis tías. Tuvo el tino de llegar al mundo el mismísimo día de los reyes magos. La cuestión siempre ha generado suspicacias y bromas en la familia.
Es que si a usted se le ocurre nombrar como “Timoteo” a su hijo, no dude que algún gracioso le preguntará por qué no lo quiere.
El poder de los medios

Hechos como la inquisición y medidas como el celibato de los sacerdotes o la prohibición de la píldora anticonceptiva, despertaron una mirada crítica en los católicos, analiza Guarisma. La pérdida de terreno se nota en el escenario político, la vida cotidiana e incluso, en el olvido del santoral.
“Ahora nos mueven los medios de comunicación. Esos son los que influyen en todo”.
El cuarto poder tiene un efecto cíclico en la población: ciertos nombres se ponen “de moda” dependiendo de quién cubra más páginas en los diarios.
El tan repetido Santiago podría tener sus raíces en el salsero Eddie Santiago y las madres de las Sofías, podrían buscar que sus pequeñas tengan la elegancia de la reina de España, la belleza inagotable de Sofía Loren, combinadas con la inteligencia de la periodista Sofía Imber.
Este fenómeno es descrito como circunstancial por el lexicógrafo y presidente de la Academia Venezolana de la Lengua (AVL), Francisco Javier Pérez. “Cuando hay un personaje famoso, sea un futbolista, un cantante o una actriz, empezarán a nacer niños con esos nombres”. Se incluyen aquellos pequeños llamados a partir de “culebrones”. “Son nombres compuestos que suenan a telenovela: Luis Fernando, Leonardo Alfonso (...)”.
El hábito ha logrado expandirse hasta nuestra ciudad. De 134 niños presentados en el Registro Civil entre el 16 de septiembre y el 1 de octubre de 2013, ocho se llaman Santiago. Se dieron actas de nacimiento a cinco Matías, algunos con diferentes grafías a las regulares para distinguirlos como Mathías y Mattía.
En el caso de las niñas, los padres de nueve Valentinas se acercaron a la oficina del registro, aunque la mayoría de ellos lo usó como segundo nombre. Seis Isabellas (Ysabella o Isabel), seis Sofías (se admite Sophia) y cuatro Camilas (Kamila también es usado), conforman el cuadro de las 113 pequeñas. 
Influencia cristiano-vampiresca
-La mamá de una amiga me dijo que le pusiera un nombre cristiano al niño, porque según los volvía más tranquilos.
Así fue como mi hermana se decantó por “Samuel” como apelativo de su primer hijo. Repetido constantemente en la biblia, el nombre significa “Dios escucha”.
Matías (Dios da), Mateo (hombre de Dios), Benjamín (hijo predilecto), Sebastián (venerable, majestuoso) y Daniel (justicia de Dios) también forman parte del grupo, quizás mostrando que la religión vuelve a tener potestad en este asunto.
Para nadie es un secreto el auge de la Iglesia cristiano-evangélica en los últimos tiempos. Su influencia ha llegado a Latinoamérica.
El portal Baby Center se aventura a acarrear a Isabella Swan (la protagonista de Crepúsculo, la serie de libros de vampiros escritos por Stephanie Mayer también  llevada al cine), la “responsabilidad” en la popularidad de dicho nombre. La fama de “Victoria” también podría deberse a esas historias, pues corresponde al nombre de una de las criaturas enemigas.
Ambas teorías son discutibles, más la primera en la que la credulidad juega un papel tan importante.
-¿Funcionó? ¿Te parece que Samuel escucha y es un niño tranquilo? -, pregunto a mi hermana.
-Para nada. Es un terremoto.

Los que perduran
A pesar de las modas, en Guayana siguen imperando nombres más comunes, o por lo menos eso revela la estadística del Registro Civil.
Alejandro Magno sigue teniendo influencia compartiendo nombre con 29 pequeños. Se aceptan variaciones como Alexander -Alejandro en inglés-. Otros 21 niños fueron presentados como José.
En el caso de las niñas, los ángeles acompañan a muchas de ellas pues en el conteo, 12 padres tomaron "de los Ángeles" como segundo nombre de sus hijas. Ocho Marías demuestran el poderío de la madre de Jesús y otras ocho Alejandras (Alexandras e incluso Aléx Sandra) incluyen el conteo. 
Supongo que el nombre de mi hija necesitará una chispa de creatividad, aunque no demasiada. 

¡De terror!
No es para que se aterre, pero entre los doctores y enfermeras también corren historias de ultratumba sobre algunos nombres.
En el área pediátrica del Hospital de Carabobo (en Valencia), por ejemplo, los empleados "intentan" evitar que los niños sean bautizados como "Dengenber", "Engerbert" o similares. 
Es un mito urbano del hospital. La experiencia les dice a los trabajadores que esos niños suelen presentar complicaciones médicas.
-Es increíble, pero suele ser así. La otra vez un doctor le dijo a una señora: ¿no le quiere poner otro nombre? - confiesa una enfermera.
Recuerde que se trata de una simple superstición. Ningún estudio ha demostrado que un nombre de la fórmula mágica de la excelencia... 

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