viernes, 21 de junio de 2013

Peleas de ricos

El hombre se metió la mano derecha en el bolsillo del pantalón. Quienes estábamos alrededor dimos varios pasos atrás, abriendo paso al coliseo romano que estaba por formarse.
-¡Aquí fue! - gritó mi voz interior, acostumbrada a las tánganas por tantos años de cubrir sucesos. La diferencia es que estos contrincantes no eran gladiadores menores; esta vez era gente de "alcurnia".
La mañana de ese sábado se celebraban las elecciones regionales de Fedecámaras; un conglomerado económico que parece importarle mucho a la "gente bien", pero que al ciudadano común le vale un demonio. Estaba allí por pura cuestión de azar; una cartucho de último momento de alguno de mis jefes, que me lanzó a mi fuente más temida; la que no leo demasiado porque apenas entiendo los títulos.
La noticia más importante de ese día, la de abrir, la del llamado y la foto en primera, eran las fulanas elecciones. El lugar de encuentro era un edificio bastante viejo, lleno de gente encopetada y bien vestida que lanzaba improperios en jerga de abogados para mostrar su educación y la inconstitucionalidad de la votación.
Un grito, otro grito, la respuesta y más palabras. Quienes no tenían verdadera vela en el entierro (más allá de algunos intereses nada ocultos), también empezaron a emitir opiniones a viva voz.
-¡Pero déjalo hablar! ¡Cállate, vale! Por eso nadie te soporta, siempre te metes.
Error. El personaje atacado se levantó de la silla, gritó cuatro cosas más a quien estaba cerca y me puso a temblar con su movimiento "malandrístico". Yo pensé, estaba segura y juraba que el tipo iba a sacar una pistola. Al descubrir su mano había algo mucho más pequeño: un teléfono celular.
-¡Yo hago una llamada y te destruyo!
¿De pana? Mi yo interno pasó el resto de la mañana riéndose con tal tontería. "Una llamada y te destruyo". ¿De pana? Ojo, yo no dudo que sea totalmente cierto, que una llamada sea suficiente para que alguien se enfrente a sus karmas pasados y futuros, pero insisto, después de dos años haciendo sucesos, escuchar eso fue tener material para el chiste de la semana.
-¿Y entonces? ¿Qué te pareció hacer economía? - me pregunto la titular de la fuente días después.
-Prefiero hacer sucesos. La gente es más sincera...




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