Personaje Mónica Montañés habla
sobre “La Víctima Perfecta”
“La competencia femenina nos hace el
sexo débil”
**De niña, Mónica leía las historias
de Agatha Christie. Como juego, su familia cambiaba los nombres de
los personajes por los propios. Cualquiera podía morir. Así forjó
la emoción del “guayoyito”, primero con “Perlas Falsas” y
ahora con una nueva historia llena de suspenso y estrógeno.
Lilihana Lara Arévalo
llara@primicia.com.ve
Foto: Leonardo Noguera (El Universal)
Caracas. Cuando la presidente de Asocuaimas
toma asiento, el grupo “expele estrógeno” hace fila, ansioso de
obtener una firma y compartir alguna anécdota.
Esa tarde, la
escritora Mónica Montañés es el centro de atracción tras
presentar a su nuevo bebé: “La Víctima Perfecta”, novela negra
que forma parte de la colección Vértigo de Ediciones B y que ella
llama cariñosamente un “guayoyito”.
La editorial no solo le dio
la oportunidad de publicar su libro, sino también de editar la serie
entera que hasta ahora lleva nueve obras de distintos autores.
-Me
recuerdas la hora del evento que yo; menopausia... Si no llego, me
caigo a cachetadas.
Todos sonríen con el bombardeo de frases tan
femeninas y tan venezolanas. La fila se hace menos densa y Mónica
descubre a una mujer con un tono de voz que muestra cierta timidez y
mucha inteligencia.
¿De qué trata “La Víctima Perfecta”?
Es
una novela de corte policial, entre una mujer cuarentona, gordita,
divorciada, sola y periodista y otra mujer que ella entrevistó
digamos el viernes y aparece muerta el domingo.
La señora estaba
regando unos helechos sola en su casa, se resbaló y se mató, pero a
Quica, que es la protagonista, no le cuadra y decide ponerse a
investigar. Como bien le dice una amiga “tú lo que pasa es que
estás sola y prefieres buscar un asesino antes que buscar un marido”
y ella dice “bueno, la verdad es que como me ha ido, es menos
peligroso que busque a un asesino”.
Quica es la misma protagonista
de “Perlas Falsas”, tu primer juego con la novela negra. ¿Cómo
creció el personaje?
Te acordarás que Quica era una mujer que
acababa de dar a luz y tenía una sin resolver. Esta nueva Quica ya
resolvió parte de su vida. Se divorció y está un poco más en paz
consigo misma y tiene cuarenta y pico de años. Está ese tema de la
mujer y enfrentarse a esa sociedad que la considera ya una persona
mayor y está la amistad entre mujeres y lo complicado que es.
Están
las relaciones tan difíciles de familia. Todo el entorno familiar de
la muerta es muy complejo, pudo haber sido cualquiera el que la mató.
En la presentación dijiste una frase genial: “las mejores amigas
pueden ser las peores enemigas” Quería meterme en ese universo tan
femenino que es la amistad y cuán incómodo puede resultarnos a
las
mujeres que otra amiga sea más delgada, más bonita, más exitosa,
más levantadora... Hay como una suerte de competencia velada entre
nosotras que creo que es lo que nos hace realmente el sexo débil.
Creo que, en todo lo demás podemos ser más fuertes, pero en esa
cosa de competir entre nosotras, es uno de nuestros grandes defectos.
¿Cómo has evolucionado tú como escritora desde “Perlas Falsas”?
En “Perlas Falsas” yo fui muy pudorosa, no me atreví a enfrentar
un asesino realmente y mi personaje lo que pasó fue que se suicidó
y lo que Quica terminó investigando es por qué y no hay un asesino
real. En este sí, hay una cantidad de temas que no son comunes en mi
manera de escribir como el miedo, el suspenso y hay incluso sexo,
temas que nunca había tocado antes y que me dio mucho gusto hacerlo.
¿Cómo fue la experiencia de editar el trabajo de alguien más?
¡Ay,
esa fue una experiencia tan dura como bella! Dura porque la relación
de un escritor con otro no es siempre es fácil. Hay un respeto
enorme hacia todos ellos y a una libertad total de lo que ellos iban
a escribir. Para mí fue de verdad una belleza cumplirle el sueño a
muchos como María Isoliett que primera vez que escribe (Me tiraste
la hembra pa’l piso), de alguna manera me siento su descubridora
como autora de novelas.
De telenovelas
Su último culebrón de éxito
fue “Válgame Dios”, tras dos rotundos fracasos televisivos como
“¡¿Vieja yo?! y “Harina de otro costal” de los que Montañés
sacó las mejores lecciones.
¿Cómo ves la situación actual de la
telenovela en Venezuela?
Me parece un momento sumamente interesante.
Eso de estar compitiendo realmente con todos los canales del cable,
no con un solo canal, nos permite arriesgarnos un poco más, permite
que la gerencia no esté tan segura de qué es lo que hay que hacer y
no haya unas reglas tan claras.
¿Has considerado escribir una
historia sobre la situación política?
“Harina de otro costal”
pretendió ser eso y todavía no estamos listos para ver a gente que
se odia. Creo que todavía todos nos creemos muy buenos y todos
creemos estar totalmente en lo cierto. Creo que el país todavía
está muy crudo para verse en eso y en pantalla.
Con el fracaso de
“Harina de otro costal” y “¡¿Vieja yo?!” ¿qué hace una
telenovela exitosa?
¡Un milagro! (risas). Es muy difícil de
presagiarlo porque tiene que coincidir lo que tú quieres contar,
con lo que la gente quiere que le cuenten y no siempre estás en
sintonía con el mundo. La telenovela es el trabajo más en grupo
posible.
¿Cuál fue la lección más importante que aprendiste con
el fracaso de “Harina”?
No imponer un cuento que yo quiero contar
sino estar más acorde con lo que la gente quiere oir porque la
telenovela no es de cómo somos, la telenovela es de cómo nos gusta
que nos digan que somos. Eso lo aprendí ahí. La telenovela no es
para reflejar como un espejo, sino para reflejar el lado bonito.
¿Están cambiando los estándares de los protagonistas?
Hemos podido
ampliar un poquito el espectro. Eso de que sea muy joven o muy flaca,
o muy bonita... creo que hemos demostrado que no es tan vital. Desde
mi punto de vista particular, considero errado el camino que nos hace
hablar como si fuéramos de otra parte. Yo creo que considerar que la
universalidad es el “mexicano” o el castellano, es un error
típico nuestro, además, que siempre consideramos que lo de afuera
es mejor.
Cuando le dije a mi jefe que te iba a ver, me dijo que eras
una mujer fascinante
¡Ay, preséntamelo! (risas)
¿Consideras que
eres una mujer fascinante?
¡Ay no, ojalá! No vale, considero que
soy una desfachatada y a lo mejor es eso, que me atrevo a decir
cosas que otra gente no, pero la verdad es que no, ojalá. Viví
conmigo pa' que veas que no.
Publicado el 12 de mayo de 2013 en Diario Primicia
Página 33, sección Placeres
Agradezco a María Isoliett por permitir en enlace con Mónica, a ella por sus geniales libros que tanto han influenciado mi escritura, a El Universal por cederme la foto, a Juan Manuel por regalarme unas preguntas y a Robinson por dejarme ver a esta mujer tan "fascinante", como tú mismo dijiste.
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